Trabajando como coach, colaborando con profesionales de diferentes niveles jerárquicos, aprendí que no debo dejar de lado lo aparentemente obvio.
En un comienzo surgió por casualidad, luego progresivamente incluí
la obviedad como elemento central en el proceso de desarrollo y mejora de
mis clientes.
Descubro que en muchos campos de la vida "lo obvio" es
desestimado, quizás porque en los tiempos que vivimos nos damos poco tiempo
para preguntar e indagar proactivamente. No solo en lo laboral, también en lo
privado con la pareja, hijos, amigos.
¿Obvio para quién? por supuesto que primero para mí. Los supuestos y los
juicios fueron sin intención un obstáculo que posponía la
solución. Suponía erróneamente que una persona con una carrera
profesional significativa, en muchos casos con varios años de terapia, incluso
habiendo pasado por procesos de Coaching, debía ya saber algunas cuestiones que
desde mi lógica eran elementales. Falsa creencia.
Similar falsa creencia que tiene un cliente, cuando me explica alguna situación laboral, que para él es elemental, por ejemplo: un tema relacionado con la química o la ingeniería y supone que lo entiendo en su primera enunciación.
Descubro cada vez más que para llegar a lo que yo llamo obviedad, desentrañarla y poder ayudar y hacer insight con la situación, se requiere previamente haber podido penetrar en la complejidad y aplicarse en la didáctica de la simplificación.
Cuando vuelvo sobre la palabra "obvio", quiero expresar con la
misma, la posibilidad de detenerse y antes de meternos en lo complejo, poder
preguntar y preguntarnos sobre lo que está primero en la secuencia, por ejemplo:
¿cuánto hace que no salís solo con tu hijo? ¿Antes de este conflicto aquí en la
empresa, paso algo en tu vida familiar? Los errores que estas cometiendo son
graves ¿Te gusta lo que estás haciendo? ¿Estas dedicando un tiempo
exclusivamente para vos?...
Lo que planteo es posible, cuando conectamos con un espacio que Daniel
Goleman describe como el tercer nivel de la empatía, al que él llama
"la compasión" o empatía compasiva y aclara que no tiene
nada que ver con la lastima.
Este espacio en la mayoría de nosotros es un proceso en construcción, que
tiene como resultado el poder establecer un contacto interpersonal comprometido, que atraviesa el entender y el sentir, para ingresar al mundo del "hacer
con el otro", "junto al otro", hasta tanto pueda desplegar su
potencia y llegar a la solución.
Dentro de esta concepción "lo obvio" cobra un profundo sentido
en el "darse cuenta". Desde mi experiencia, permite
construir una metamirada de lo que le ocurre, dando sentido,
comprensión y posibilidades de acción en relación al tema que llevó al cliente a pedir ayuda.
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