lunes, 25 de septiembre de 2017

LA IMPORTANCIA DE "LO OBVIO"








Trabajando como coach, colaborando con profesionales de diferentes niveles jerárquicos, aprendí que no debo dejar de lado lo aparentemente obvio.

En un comienzo surgió  por casualidad, luego progresivamente incluí la obviedad como elemento central en el proceso de desarrollo y mejora de mis clientes.

Descubro que en muchos campos de la vida "lo obvio" es desestimado, quizás porque en los tiempos que vivimos nos damos poco tiempo para preguntar e indagar proactivamente. No solo en lo laboral, también en lo privado con la pareja, hijos, amigos.

¿Obvio para quién? por supuesto que primero para mí. Los supuestos y los juicios fueron sin intención un obstáculo que posponía la solución. Suponía erróneamente que una persona con una carrera profesional significativa, en muchos casos con varios años de terapia, incluso habiendo pasado por procesos de Coaching, debía ya saber algunas cuestiones que desde mi lógica eran elementales. Falsa creencia.

Similar falsa creencia que tiene un cliente, cuando me explica alguna situación laboral, que para él es elemental, por ejemplo: un tema relacionado con la química o la ingeniería y supone que lo entiendo en su primera enunciación.

Descubro cada vez más que para llegar a lo que yo llamo obviedad, desentrañarla y poder ayudar y hacer insight con la situación, se requiere previamente haber podido penetrar en la complejidad y aplicarse en la didáctica de la simplificación. 

Cuando vuelvo sobre la palabra "obvio", quiero expresar con la misma, la posibilidad de detenerse y antes de meternos en lo complejo, poder preguntar y preguntarnos sobre lo que está primero en la secuencia, por ejemplo: ¿cuánto hace que no salís solo con tu hijo? ¿Antes de este conflicto aquí en la empresa, paso algo en tu vida familiar? Los errores que estas cometiendo son graves ¿Te gusta lo que estás haciendo? ¿Estas dedicando un tiempo exclusivamente para vos?...

Lo que planteo es posible, cuando conectamos con un espacio que Daniel Goleman describe como el tercer nivel de la empatía, al que él llama 
 "la compasión" o empatía compasiva y aclara que no tiene nada que ver con la lastima. 

Este espacio en la mayoría de nosotros es un proceso en construcción, que tiene como resultado el poder establecer un contacto interpersonal comprometido, que atraviesa el entender y el sentir, para ingresar al mundo del "hacer con el otro", "junto al otro", hasta tanto pueda desplegar su potencia y llegar a la solución.

Dentro de esta concepción "lo obvio" cobra un profundo sentido en el "darse cuenta". Desde mi experiencia, permite construir una metamirada de lo que le ocurre, dando sentido, comprensión y posibilidades de acción en relación al tema que llevó al cliente a pedir ayuda.











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